miércoles, 12 de marzo de 2014

Nuevamente sobre la legalización de la marihuana

por Hernán Yanes (militante de la FT-CI en Uruguay)

Desde nuestro grupo hemos venido expresando en más de una oportunidad nuestra opinión acerca de la ley que legaliza la venta, distribución y producción de marihuana sancionada recientemente en el Uruguay a instancias del Frente Amplio.[1]
Hoy nos parece importante retomar el tema dado los distintos pronunciamientos habidos desde distintos sectores de la izquierda (como la Juventud del 26 de Marzo), pero en especial por el artículo publicado en Prensa Obrera Nº 1301 de Argentina del 30 de enero de 2014 por Lucía Siola y Nicolás Marrero, ambos militantes del grupo La Clase y simpatizantes de la corriente internacional impulsada por el PO, la CRCI.
 Pretendemos aquí polemizar con planteos allí expresados.
Acordamos con lo expresado por sus autores sobre que la legalización se da en un contexto de una mayor represión y  control  hacia los jóvenes, en especial de los sectores pobres (mega-operativos, criminalización de la pobreza, de la juventud y también de la protesta social,  gatillo fácil contra los jóvenes “con gorrita”, la situación de los presos en condiciones infrahumanas, etc.).  Esta medida, para nosotros progresiva, es parte de un conjunto de acciones que el FA viene llevando delante de control social y represión como forma de enfrentar las terribles consecuencias sociales y económicas que  acarrean el capitalismo, de las que el Frente Amplio es continuador.
Como ellos plantean esta ley no terminará con el narcotráfico ya que ello significaría atacar a poderosos grupos económicos que actúan nacional e internacionalmente en conjunción con políticos y fuerzas represivas; cuestión que el FA nunca hará.
 Así también coincidimos con que con esta medida el gobierno intenta prestigiarse y de paso hacer negocios con la marihuana en sintonía con la propuesta de Soros, Monsanto y distintas multinacionales. Sabido es que la legalización de la producción y cultivo son oportunidades de grandes negocios en momentos de crisis económica mundial y el gobierno uruguayo pretende con esta medida aprovechar esta situación internacional
La clase política uruguaya, desde José Batlle y Ordoñez a esta parte, ha intentado posar de avanzada y progresista apelando a medidas que aunque justas (divorcio, voto de la mujer, aborto, matrimonio igualitario, etc.) tienen el objetivo de ganarse a las clases medias y esconder la desigualdad de clase, recreando la ilusión de una supuesta igualdad social a partir de un excepcional sistema democrático (la Suiza de América). Este mito, repetido hasta el cansancio incluso por el Frente Amplio, oculta su sumisión al imperialismo y sus socios locales.
Sin embargo, no podemos menos que alarmarnos por los conceptos vertidos por los compañeros, y que se encuentran en sintonía con las posiciones de  su corriente internacional, el Partido Obrero y la CRCI.  Una corriente que se reivindica trotskista debería al menos preocuparse si sus posiciones sobre las libertades y derechos democráticos coinciden con las funestas  posiciones tradicionales del estalinismo (y del maoísmo,  castrismo y grupos populistas). Sin ir más lejos, la juventud del 26 de Marzo (integrante de Asamblea Popular) tiene posiciones muy parecidas; las que a su vez coindicen con la postura de la Iglesia o la derecha tradicional expresada por el diario El País o El Observador. [2]
Los compañeros del La Clase expresan:
“…la legalización de la marihuana es una herramienta para embrutecer a la juventud y a la clase obrera uruguaya”… La “liberalización” de la marihuana busca servir a la contención política de la juventud explotada mediante el embrutecimiento social…. opera como un mecanismo para reforzar la opresión capitalista sobre los explotados..”
Aún asumiendo que esto fuera así, parece que los compañeros no encuentran más solución que la prohibición. Se acercan así peligrosamente al autoritarismo del Estado (o cualquier otra autoridad) que se arroga el derecho de meterse en los actos privados, a manejar nuestros cuerpos, nuestros gustos y nuestra vida y decidir sobre nuestro uso del tiempo libre o la recreación. 
Ese análisis no es marxista sino pura ideología reaccionaria que toma lo construido social y culturalmente como algo dado y natural; como perteneciente de manera inmanente al orden “eterno” de las cosas. La prohibición de la marihuana tiene menos de 100 años  mientras que hay registros de que se consume desde hace miles de años de manera recreativa o como parte de rituales. Con esta lógica parece que se debería prohibir también por ejemplo el consumo de alcohol, pero siendo consecuentes también se debería prohibir internet, mirar televisión, ir a un baile, jugar a un video juego, etc. todas cosas también pasibles de ser consideradas “alienantes” o embrutecedoras. 
Para los autores de la nota de Prensa Obrera “consumir drogas no responde a la decisión libre individual sino a las condiciones impuestas (por el capitalismo)”; pero para los marxistas revolucionarios este condicionamiento  (que es extensible casi a cualquier acción humana que se da en el marco del capitalismo) no debe llevar a promover el recorte de las libertades individuales y a avalar la acción represiva y policiaca (porque los compañeros parecen “olvidar” que eso es lo que trae la prohibición), sino que por el contrario debe ser un argumento para luchar por ampliar las libertades personales de manera inseparable de la lucha contra la opresión económica social y cultural del capitalismo.
Los compañeros livianamente dicen que el consumo en Uruguay es legal desde hace años, y de esta manera se desentienden (y desprecian) las “dificultades” que un joven debe sortear para conseguir unos porros si tiene ganas de divertirse un rato, de que este simple hecho lo deja en la “ilegalidad” y por lo tanto más vulnerable al accionar de las fuerzas represivas y el autoritarismo estatal (¿ o se olvidan que es la propia policía la que en ocasiones le “planta” la droga para criminalizar o para ser tratado de delincuente?, máxime cuando además de joven se es pobre).
No desconocemos la existencia de consumos problemáticos o adicciones, de los que los sectores pobres son de las principales víctimas (y por ello también es necesario exigir programas de salud adecuados y gratuitos), pero no se puede igualar estas situaciones con el consumo recreativo, sino nos estamos haciendo eco de posiciones retrógradas impulsadas por los sectores más conservadores.
Sin desconocer entonces las grandes limitaciones de la ley ya planteadas, entendemos que es progresiva. La oposición a ella, desde posiciones cercanas a la derecha tradicional, constituye a nuestro juicio un grave error  basado  en argumentos prejuiciosos que menosprecian la lucha de muchos jóvenes por ampliar las libertades individuales, horizonte por el que peleamos los marxistas revolucionarios.
Llamamos a los compañeros, con quienes compartimos distintos espacios de lucha en Montevideo, a que reflexionen sobre esta peligrosa postura





[1] http://debatemilitante.blogspot.com/2013/12/acerca-de-la-aprobacion-de-la.html; http://debatemilitante.blogspot.com/2012/07/sobre-la-posible-legalizacion-de-la.html
[2] http://www.radio36.com.uy/entrevistas/2012/07/06/cartragena.html

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