miércoles, 18 de junio de 2014
El PT (CRCI) y una política peligrosa
AUTOR
WALTER VIDAL
GRUPO
FT-CI EN URUGUAY
Hace algunos días comenzó a circular por las redes sociales una carta fechada el 15 de Abril enviada desde el Comité Nacional del PT a la Coordinación de la Unidad Popular [1] . En la misiva, los compañeros de PT vuelven a reiterar su llamado a constituir un "Frente de Izquierda", aunque esta vez sin ningún tipo de delimitación programática y estratégica, haciendo hincapié en la consolidación de una "alternativa al Frente Amplio", lo que representa un intento de construcción de un "FIT" en Uruguay con sectores de la izquierda reformista.
El valor político del FIT en Argentina y su tergiversación oportunista
El Frente de Izquierda y de los Trabajadores se constituyó en Argentina en 2011 sobre la base de un claro programa por la independencia política de la clase trabajadora de cualquier variante capitalista. Esto es, tanto del gobierno capitalista de los K, como de la oposición burguesa-sojera aliada a la Sociedad Rural. Esto explica por qué grupos como el MST (hoy ligado a la centroizquierda) han quedado por fuera de este frente. Además, a nivel internacional las corrientes integrantes del FIT reivindican la independencia política de la clase obrera con respecto a los gobiernos "progresistas" y los nacionalismos burgueses de la región, tales como Evo Morales, Dilma Rousseff, Correa, o el chavismo en Venezuela, entre otros. Es decir, el programa levantado por el FIT en Argentina es opuesto por el vértice al proyecto de la Unidad Popular en Uruguay que por su programa (de reformas dentro del régimen burgués y alianza de clases con la burguesía nacional) y su estrategia (volver a reeditar el Frente Amplio de los orígenes) constituye una variante de izquierda reformista; donde a su interior las corrientes políticas que lo lideran (la principal es el Movimiento 26 de Marzo) son obsecuentes defensoras del gobierno chavista y de proyectos como el ALBA. El Frente de Izquierda y de los Trabajadores en Argentina plantea el objetivo estratégico de la lucha por un gobierno de trabajadores, perspectiva antagónica a la sostenida por la Unidad Popular.
Unidad Popular: la deriva programática de un proyecto de conciliación de clases
En 2009 el 26 de Marzo y aliados se presentaron por primera vez a elecciones por fuera del Frente Amplio con el Lema "Asamblea Popular" no obteniendo ningún puesto parlamentario. En aquella oportunidad presentaron una plataforma programática con 40 puntos inspirada en el programa fundacional del Frente Amplio, y con un discurso que apelaba al "artiguismo", el guevarismo, etc. Un programa y una estrategia que ante grandes hechos de la lucha de clases en nuestro país como la Huelga General de Junio de 1973 contra el Golpe de Estado mostró su completa imposibilidad para transformarse en una guía para la acción revolucionaria de la clase trabajadora, los estudiantes, y el pueblo pobre. En 2014 con 5 años de rica experiencia política acumulada por sectores de vanguardia de la clase trabajadora con el segundo mandato del Frente Amplio, y con nuevos movimientos que surgen para cuestionar proyectos de entrega como el de Aratirí, el viejo armado Asamblea Popular ha dado paso a uno nuevo más "inclusivo": la Unidad Popular. Esto, sumado a que por descontento con el FA existen posibilidades reales para la UP de conquistar parlamentarios en Octubre, aumenta las presiones de esta coalición electoral para volcar más hacia la derecha su programa. Es así como en el último año en su diario “La Juventud” y otros medios proponen un programa de “salvación nacional” donde lo central sería "recuperar la soberanía estatal", anteponiendo una nueva "etapa" a la de liberación nacional; o lo expresado en palabras de su candidato Gonzalo Abella donde proponiendo el mismo método para el problema de la concentración y extranjerización de la tierra, afirmó que la Unidad Popular "no objeta la inversión extranjera" y que el programa de Reforma Agraria (¡máximo!) era de mediano-largo plazo (Semanario Brecha 28/2) [2]. Esta deriva en su programa reformista se expresa en la reivindicación no solamente del Frente Amplio fundacional sino también de caudillos blancos y colorados como Leandro Gómez, Aparicio Saravia, José Batlle y Ordoñez, o el propio Wilson Ferreira Aldunate [3] ; todos figurones de la clase dominante que nunca han sido una alternativa progresiva para los trabajadores y el pueblo.
Lo que está en el fondo es un problema de concepciones teóricas. La mayoría de las corrientes integrantes de la Unidad Popular, siguiendo la tradición del stalinismo, creen necesaria una etapa previa de "liberación nacional" antes de la lucha por la toma del poder por parte de la clase obrera. Con esta línea de pensamiento formulan su estrategia de "gobierno popular y antiimperialista", que en los hechos significa la ilusión de alcanzar el poder por la vía de la democracia burguesa para emprender una vía de reformas desde el aparato estatal capitalista. La Unidad Popular busca recrear la fundación del Frente Amplio postulando la necesidad de la alianza de clases con la burguesía nacional en la lucha antiimperialista, ante lo cual la clase trabajadora debe cumplir un rol secundario y subordinado; y no de dirección del proceso con los métodos de la lucha de clases y un programa propio. Cabe recordar que el Movimiento 26 de Marzo estuvo en el Frente Amplio prácticamente desde la fundación de éste hasta finales del año 2007 en pleno gobierno de Tabaré Vázquez, habiendo pasado tres períodos con el FA gestionando la Intendencia de Montevideo.
En la política sindical, el 26 de Marzo ha dado un salto en su postura rupturista, ya no solo postulando la renuncia a pelear por construir fracciones clasistas en los sindicatos de masas nucleados en el PIT-CNT, sino efectivamente fundando sindicatos artificiales en forma paralela a las organizaciones de masas de los trabajadores. Si bien en la forma es una política sectaria, el contenido es profundamente oportunista, ya que se niega a pelear la dirección de los sindicatos reales, fundando espacios funcionales a su proyecto político de conciliación de clases. Esto genera diferencias internas públicamente conocidas entre los diversos grupos que componen la UP (PCR y Pro-Unir no tienen esta postura).
La lógica de acuerdos por arriba con cualquiera
Los compañeros del PT afirman en su carta que "La finalidad de este acuerdo es lograr la convocatoria de más amplios sectores obreros y populares que se sumen a la construcción de una oposición de izquierda al gobierno del Frente Amplio". Y sigue: "Sabemos que existen diferencias programáticas, y políticas, de distinto orden, que sin duda alguna no se van a resolver antes de las elecciones. Proponemos por ello un acuerdo –entre la UP y el PT– que permita votar bajo un mismo lema electoral, y así golpear juntos tanto a los partidos de la derecha burguesa tradicional como al Frente Amplio –que ha demostrado ser un instrumento al servicio de la dominación del gran capital–, evitando la competencia entre distintas opciones a su izquierda." (sic!). En ambos extractos los compañeros hacen hincapié en la construcción de una "oposición de izquierda al gobierno" en general para diluir las diferencias. El problema que trae esta postura es la renuncia a la lucha política contra el reformismo de la UP privilegiando el evitar "la competencia" entre los grupos a la izquierda del Frente Amplio. En síntesis, una propuesta para un acuerdo sin programa, que embellece un espacio reformista, y que busca que la sumatoria de votos a la izquierda del FA decanten en la “conquista” de puestos parlamentarios al servicio de... ¡fortalecer al 26 de Marzo! Y si nuestra afirmación no despeja dudas, los compañeros agregan: "Creemos que la realización de esta unidad será una señal favorable para atraer a la acción política a sectores que se encuentran desencantados y descreídos, y que van a votar en blanco o anulado. Finalmente, este acuerdo puede facilitar la obtención de bancas parlamentarias para sectores de izquierda –que tengan como finalidad expresa la construcción de una alternativa al Frente Amplio.". Lejos de clarificar políticamente, la carta hecha oscuridad sobre la discusión estratégica planteada, esquivando las enormes tareas que tenemos por delante quienes nos reivindicamos de la izquierda obrera y socialista en Uruguay, confundiendo a la vanguardia obrera y estudiantil a quienes llegan estos planteos.. En el fondo, esta propuesta del PT a la UP pone de relieve una concepción de construcción partidaria, donde priman los acuerdos superestructurales con corrientes políticas y sindicales que no van hacia la independencia de clase. Una muestra de esto es la proclamación por parte del PT en su prensa hace casi 3 años de la Lista 41 del PIT-CNT (impulsada por PT y sectores burocráticos “de izquierda”) como una “alternativa de dirección” para el movimiento obrero; lo que decantó en que Joselo López y la mayoría de ese agrupamiento fue corriendo a los brazos de Richard Read [4] cuando éste lanzó su reagrupamiento sindical propio.
De conseguir bancas, las de UP no serían, a diferencia del FIT de Argentina, bancas clasistas y no estarían al servicio de la movilización extraparlamentaria de la clase obrera y las masas.
Días después, Unidad Popular contestó negativamente a la propuesta de PT aduciendo importantes diferencias programáticas, lo cual es evidente. Frente a esto el PT se presentará con sus listas a las elecciones internas de Junio donde buscará superar el obstáculo proscriptivo para llegar a las presidenciales de Octubre.
Los revolucionarios de la JRI, lejos de este tipo de acuerdos que tienen el objetivo de intentar conquistar algún puesto parlamentario al servicio de una política reformista, creemos que frente a la experiencia que viene haciendo un sector de trabajadores y jóvenes con los gobiernos del FA, es necesario construir una alternativa de independencia de clase.
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