Una
nueva generación mundial ha despertado
En Latinoamérica, estudiantes y jóvenes de
Chile y Brasil vienen demostrando el fin de una etapa marcada por el
crecimiento económico, la quietud y pasividad reinante. Son parte de un proceso
más profundo a nivel mundial de emergencia de millones que salen a las calles a
enfrentar los costos de la crisis capitalista. En Egipto, Turquía, España,
Grecia y otros lugares, jóvenes pobres que no estudian ni trabajan, jóvenes
trabajadores y estudiantes universitarios se congregan en las calles y despiertan
a la vida política.
Estos procesos marcan un límite a la etapa de
triunfalismo burgués, reforzada por la caída del Muro de Berlín y el fracaso
del mal llamado “socialismo real” que avanzó sobre la precarización laboral, la
flexibilización, las privatizaciones, la decadencia de la educación y el
retroceso de las conquistas históricas de la clase trabajadora. El neoliberalismo,
extendido e impuesto a nivel mundial, había logrado instaurar valores como el individualismo,
el consumismo, la des-ideologización en amplias franjas de la sociedad, y la falta
de perspectivas de la juventud.
Sin embargo, el resurgir de la juventud en las
calles comienza a tirar por la borda estos valores reaccionarios, y se pone a
la orden del día la pelea por una transformación estructural de la sociedad. El capitalismo, en su fase imperialista, no
va más, y hay que comenzar a gestar organizaciones que cuestionen al sistema y levanten
la necesidad de una REVOLUCIÓN que trastoque todo lo existente.
América
Latina no se queda atrás
La experiencia latinoamericana de la última
década demuestra que los gobiernos nacionalistas burgueses y “progresistas” no
han sido capaces siquiera de revertir los problemas del neoliberalismo ni
tampoco reestructurado las bases de nuestras sociedades. Chávez, Lula, Evo, los
Kirchner y también Tabaré Vázquez y Mujica mantuvieron los lazos con el
imperialismo, perpetuando la dependencia de nuestras economías nacionales y a
los pueblos y nacionalidades totalmente oprimidas y sojuzgadas.
Estos gobiernos confirman que la clase obrera
sigue siendo el sujeto que puede aglutinar a los otros sectores sociales
explotados y oprimidos, y encabezar una lucha contra el imperialismo y sus
agentes locales, y que la única forma de lograrlo es imponiendo el gobierno de
los trabajadores y el pueblo, basado en sus propias organizaciones democráticas.
La luchas
de los trabajadores y la juventud reactualizan la necesidad de levantar bien
alto las banderas de la REVOLUCIÓN SOCIAL, un cambio dirigido a atacar las
bases estructurales del sistema capitalista, tanto a nivel local como
internacional, a liquidar la propiedad privada y modificar de raíz las
relaciones sociales.
En
Uruguay debemos prepararnos
En Uruguay, el Frente Amplio en sus 8 años de
gestión, no ha escapado a las experiencias de los gobiernos progresistas de la
región. Habiendo concentrado amplias ilusiones del pueblo trabajador y de la
juventud en concretar sus expectativas de cambio estructurales, el FA ha dado solo
algunas concesiones parciales luego de muchos años de lucha (como la despenalización
limitada del aborto o los proyectos de regulación de la marihuana). Pero ha
mantenido las siderales ganancias de las empresas tanto extranjeras como
nacionales, ampliando la brecha entre ricos y pobres. Avanzó sobre las empresas
del estado asociándolas a capitales extranjeros, profundizó la extranjerización
de la tierra y permitió la instalación de mega proyectos que liquidan nuestros
recursos naturales. Mantiene la ocupación en Haití haciéndole los mandados al
imperialismo. Reforzó las penas para los menores infractores, impulsó leyes que
habilitan la detención en averiguación de antecedentes y legitimó las razzias.
Los trotskistas de Estrategia Revolucionaria ponemos a consideración de la juventud el
Manifiesto por una Internacional de la
Revolución Socialista, que para nosotros es la Cuarta Internacional. Partiendo del carácter internacional del
capitalismo, este Manifiesto debe estar al servicio de construir una dirección
revolucionaria y una juventud obrera y estudiantil que contribuya en ese
camino.
Proponemos en Uruguay una Juventud que busque
ligarse a la clase trabajadora, que combata la lógica de conciliación de clases.
Que organice a los jóvenes trabajadores en lucha por sus demandas. Una juventud
profundamente antiimperialista, que milite en las facultades para transformar
al movimiento estudiantil haciéndolo pro obrero y revolucionario. Que luche contra
la opresión de la mujer y de toda forma de opresión sexual. Que enfrente el
avance represivo y la criminalización de la juventud pobre, en el camino de
terminar con la impunidad de ayer y de hoy. Una juventud que retome las mejores
tradiciones de lucha, como la de la juventud del 68 y el espíritu combativo y
de sacrificio por las grandes causas sociales.
La
lucha por una Juventud Revolucionaria es la lucha por recuperar al marxismo
como guía para la acción en la pelea por una sociedad que merezca ser vivida y
anhelada, una sociedad sin clases ni explotación, el comunismo.
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