martes, 26 de noviembre de 2013

Entre la lucha de clases, la represión, y las discusiones de los de arriba. Construyamos una alternativa revolucionaria para los Trabajadores y la juventud

Por Walter Vidal
Un año de conflictividad obrera
El año que termina estuvo signado por la mayor conflictividad laboral en más de 15 años. Si bien finalmente la mayoría de los grupos en la negociación salarial parecen llegar a un acuerdo (aún falta cerrar metalúrgicos y otros menos importantes), los mismos son un buen final para el gobierno, ya que, gracias a sus maniobras (y las de la burocracia sindical) pudieron encausar la discusión dentro de los marcos del tope salarial estipulado por el Poder Ejecutivo, utilizando la movilización controlada en los marcos salariales como factor de presión ante las patronales más duras que pujaban por el “0%” de aumento. A su vez, para el gobierno fue importante haberse mostrado duro ante los reclamos que llegaron a un plano político (conflicto docente), mostrándole a las patronales que es capaz de mantener las pautas dentro de sus carriles normales, y que en nada comprometería la “salud” de la economía que tanto le preocupa a la burguesía frente a los vientos de crisis a nivel internacional. Por su parte, para la burocracia sindical la ronda de negociación colectiva en el sector privado fue una buena oportunidad para reubicarse del rol nefasto y traidor que había cumplido en la huelga docente, y mostrarse con iniciativa política convocando a paros generales, manteniendo un enfrentamiento discursivo con las cámaras empresariales y su programa, poniéndose a la cabeza de reclamos de sectores tan súper explotados como el proletariado rural o los jóvenes de los supermercados. Paralelamente, sectores de la burocracia sindical maniobraban frente a la imposición del nuevo estatuto del funcionario público (Lista 41) y el draconiano ataque que significa la "reestructuración" de UTE (que implica la baja de cientos de trabajadores y un gran avance privatizador). Ante la presión de las bases, el gobierno y las distintas alas de la burocracia de AUTE prefirieron dejar en suspenso evitando un ataque directo. Fueron asambleas de cientos en todo el país las que hicieron frenar por el momento la política del gobierno en UTE, un gran proceso que no ha terminado. La dirección sindical como todo el régimen político tiene su principal preocupación en dejar bien en orden la casa de cara al próximo gobierno, el cual todos apuestan que sea de Tabaré Vázquez.
Candidatos, “Concertación”, y XXX Congreso
En los últimos meses, el régimen político ha dado definiciones en lo que respecta al programa y las prioridades de un futuro gobierno. Para el presidenciable Vázquez es de vital importancia mantener a raya el déficit fiscal y culminar las “megaobras” (Montes del Plata, el puerto de aguas profundas, la regasificadora, y Aratirí) así como mantener los números macroeconómicos dentro de los parámetros normales, y las relaciones privilegiadas con el imperialismo. Es que Tabaré Vázquez es el candidato saludado no solo por la dirección mayoritaria del PIT-CNT, sino también por la mayoría de las cámaras empresariales, y la propia banca trasnacional. El ex presidente ya afirmó frente a quienes pretenden un “giro a izquierda” que en su segundo mandato no habrá nada de “locas pasiones”. Algo que anticipábamos en nuestro anterior número de Estrategia Revolucionaria, era el alineamiento de todos los sectores del “establishment” frenteamplista con la candidatura de Vázquez. Entre ellos, nombrábamos al PCU, que ya antes de realizar su XXX Congreso daba claras señales de apoyo a la candidatura del antiabortista, marcando la importancia de lograr una candidatura de consenso en el Congreso de Noviembre, dado que “la lucha es contra la derecha”. De todos modos, el apoyo por parte de la dirección del PCU a Vázquez no ha sido gratuito, dado que en las votaciones del Congreso hubo un poco más de la tercera parte de los delegados que no siguió la línea trazada por el Comité Central saliente. Esto marca la debilidad estratégica de la apuesta del PCU, en un Congreso donde la dirección volvió a poner sobre la mesa la "Democracia Avanzada" para justificar su política de "izquierdización" de la candidatura de Vázquez, frente a un posible escenario de crisis y ajuste contra los trabajadores por parte del nuevo gobierno frenteamplista.
Por su parte, la derecha patronal ha llegado a su acuerdo electoral para hacer de Montevideo su nuevo bastión político. Con esto nace La Concertación que, en un principio será la herramienta (lema) que utilizarán blancos y colorados para la disputa electoral de 2015 por la Intendencia de Montevideo, lugar que marca la agenda política del país, y donde la derecha apuesta a reconstruirse y disputarle la hegemonía al FA en su propio bastión. En un sentido histórico, esta alianza viene a ponerse en sintonía con la relación de fuerzas establecida en la crisis de 2002 que, aunque el FA le dio toda la gobernabilidad a Jorge Batlle, el Partido Colorado (el histórico administrador del Estado) terminó hundido, redefiniendo el sistema de partidos, y quedando dos grandes polos en el escenario político: el Frente Amplio y la derecha hegemonizada por el Partido Nacional.
El avance represivo: un mecanismo preparatorio
El procesamiento con prisión de los siete implicados en la movilización a la SCJ en Febrero constituye un avance del régimen político sobre las más elementales libertades democráticas, como el derecho a manifestarse. Las razones de este avance represivo son profundas y tienen estrecha relación con las discusiones de los de arriba y las peleas de los de abajo. Es que, frente a un escenario de mayor enfriamiento y detracción de la economía, y estallidos sociales (que se intentarán amortiguar hasta 2015), el Estado necesitará tener sus fuerzas de seguridad prontas para la represión. El problema del procesamiento de los siete no solo es judicial, sino también político. Hay toda una operación de persecución policial y macartismo por parte del régimen y los grandes medios burgueses contra las organizaciones de izquierda con el objetivo de aleccionar a todo aquel que salga a luchar por sus reivindicaciones, tanto sean militantes sociales, de DDHH, ambientalistas, o sectores de la clase trabajadora que se enfrentan a la burocracia sindical (ADES Montevideo). El objetivo de esta operación es llevar a todos estos sectores al aislamiento. Es una preparación estratégica del Estado y el régimen que se basa en su propia impunidad para actuar, tanto los jueces y fiscales, aparatos tales como el DOE, o la Guardia Republicana que actúa en los megaoperativos, o asesina jóvenes como Sergio Lemos. El problema de la impunidad sigue teniendo características estructurales, y el FA ha demostrado ser uno de los garantes de los pactos que la sostienen.
Además de la criminalización de la protesta y persecución a los militantes sociales, se ha avanzado en la brutalidad policial contra los más pobres, que se vio tanto en la respuesta dada a los motines en las cárceles como en la prepotencia contra la juventud en los barrios. El accionar responde a un principio claramente de clase ya que la violencia ejercida por el estado va dirigida a los sectores más sumergidos de la sociedad.  
Es necesario que los jóvenes y trabajadores nos organicemos por el inmediato desprocesamiento de los siete activistas. Por el fin de la represión estatal, la persecución política y el gatillo fácil contra los barrios pobres. En esta perspectiva es que los trotskistas de Estrategia Revolucionaria impulsamos desde la Agrupación Tesis XI con compañeros independientes la conformación de Comités contra la Represión y la Impunidad en cada lugar de trabajo y estudio.
Por una alternativa revolucionaria para la juventud y los trabajadores
Las discusiones entre los candidatos del régimen, las "mateadas" del Pepe con Rockefeller, la represión y persecución desatada, la votación de proyectos saqueadores como la megaminería, la vergonzosa condonación de la millonaria deuda a Casal, y la inconstitucionalidad de la Ley de liquidación de PLUNA con la consecuente devolución del aval a López Mena, son solo algunos elementos que demuestran a las claras la naturaleza de clase de este régimen político que defiende el Frente Amplio.

Durante estos meses los paros, las manifestaciones y las demostraciones de solidaridad obrera y popular han demostrado la gran fuerza que tiene la clase trabajadora cuando toma las calles, pese al cinismo de la dirección del PIT-CNT de querer subordinar toda esa energía frente a un gobierno que sigue manteniendo la ganancia capitalista. Debemos poner en pie una alternativa revolucionaria de los trabajadores y la juventud que pelee por el fin de la precarización laboral, contra la carestía, por aumento general de salarios igual a media canasta básica, más presupuesto para salud y educación en base al NO pago de la deuda externa, en la perspectiva de construir fracciones clasistas en el movimiento obrero y por poner en pie centros de estudiantes militantes, con independencia política de todos los partidos del régimen, y solidario con la juventud de los barrios pobres. Una organización revolucionaria que luche por construir una nueva dirección para el movimiento obrero, basada en la autoorganización desde las bases y que luche por un gobierno de los trabajadores y el pueblo.

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